La ansiedad, la depresión y el estrés elevados de las mujeres durante el embarazo alteraron características clave del cerebro del feto, lo que posteriormente redujo el desarrollo cognitivo de sus hijos a los 18 meses, según un nuevo estudio del Hospital Nacional Infantil, de Washington (Estados Unidos).

Estos cambios también aumentaron las conductas de interiorización y desregulación.Los resultados sugieren, además, que el malestar psicológico persistente tras el nacimiento del bebé puede influir en la interacción entre padres e hijos y en la autorregulación del bebé. 

 Mientras estaban en el útero, los investigadores observaron cambios en la profundidad del surco y el volumen del hipocampo izquierdo, lo que podría explicar los problemas de desarrollo neurológico observados después del nacimiento.Puedes leer el artículo completo en Europapress.