La infertilidad se ha convertido en un problema global porque son cada vez más las mujeres que deciden tener hijos por reproducción asistida a partir de los 35 años, con el consecuente aumento de la tasa de abortos y el descenso de las posibilidades de lograr un embarazo. También cada vez más los hombres con problemas de fertilidad por anomalías genéticas del espermatozoides.

Así opinó el Dr. Christian Pérez, experto del Centro en Investigación en Reproducción Humana del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la University de Pennsylvania (Estados Unidos), quien participó en el II Symposium de Reproducción Asistida organizado por la Fundación Tambre.

A juicio del Dr. Pérez, son «las presiones por conseguir logros sociales» el factor que empuja a las mujeres de hoy a aplazar el momento de tener hijos hasta una franja de edad comprendida entre los 35 y los 42 años de edad, en la que es menor la probabilidad de éxito en la reproducción asistida y mayores las tasas de fracaso.

A esta situación se suma el hecho de que cada vez son más los hombres con problemas de fertilidad (concretamente en el 50% de las parejas la causa de la infertilidad está en el varón) y de que están aumentando los casos en los que la infertilidad masculina no es detectable por los métodos tradicionales, ya que la clave está en la anormalidad de los espermatozoides. El perfil de la mayoría de las parejas que acuden a las clínicas de reproducción asistida es la de heterosexuales mayores de 35 años de edad que llevan dos años queriendo tener un hijo. En los últimos años se está produciendo un aumento tanto de mujeres solas que deciden tener un hijo y que recurren a la clínica por semen de un donante, como de segundas parejas, es decir, personas que rondan los 40 años, han pasado por un divorcio o una separación y en algunas ocasiones, se han hecho una vasectomía o ligadura de trompas y que, al reiniciar su vida con una segunda pareja, deciden tener un hijo en común pero no pueden.