Cada año la transferencia de un único embrión ha ido ganando terreno a la estrategia de transferir dos embriones. En 2019 se ha observado un descenso del 11% en la gemelaridad, manteniendo a España por debajo de la media europea de partos múltiples. Según el informe estadístico, el 80% de los embriones fueron transferidos en estado de blastocisto. Esta tendencia, junto a la de hacerlo en diferido, preparando al útero para la recepción de un embrión criopreservado, podría estar en la raíz de la mejora en la tasa de éxito reproductivo. Son muchos los estudios compartidos por grupos de investigación que advierten sobre la importancia de preparar correctamente el endometrio uterino antes de la transferencia; una ventaja que puede compensar el tener que someter a los embriones a un proceso de criopreservación. Los resultados que tenemos del registro de 2019 avalan la confianza generalizada en esta práctica, indicando que más del 60% de todas las transferencias embrionarias en ese año se realizó tras una descongelación de embriones. El PGT (Test Genético Preimplantacional), como en los años anteriores, sigue siendo una técnica en aumento. En concreto se han incrementado en un 13% los ciclos iniciados para el diagnóstico genético del embrión previamente a la transferencia (14.189 ciclos).