Los científicos descubrieron hace años que los recién nacidos dependen de los componentes inmunitarios transferidos por sus madres para sobrevivir a la avalancha de patógenos que empiezan a invadir sus cuerpos nada más nacer. Con el tiempo, los niños desarrollan sus propios sistemas inmunitarios, construidos a través de la supervivencia a exposiciones naturales a virus y bacterias, y aumentados por una falange de vacunas infantiles bien establecidas.Ahora, un estudio de gran alcance publicado en la revista ‘Nature’, ofrece una explicación sorprendente de cómo funcionan realmente esos primeros días de inmunidad proporcionada por la madre, y lo que esa información podría significar para prevenir la muerte y la discapacidad de una amplia gama de enfermedades infecciosas. Los hallazgos sugieren que los investigadores podrían imitar los anticuerpos aumentados que producen las madres embarazadas para crear nuevos medicamentos para tratar enfermedades, así como vacunas mejoradas para prevenirlas.»Durante muchos años, los científicos creyeron que los anticuerpos no podían entrar en las células. No tienen la maquinaria necesaria. Por ello, se pensaba que las infecciones causadas por patógenos que viven exclusivamente dentro de las células eran invisibles para las terapias basadas en anticuerpos –afirma el doctor Sing Sing Way, de la División de Enfermedades Infecciosas del Cincinnati Children’s, en Estados Unidos–. Nuestros hallazgos muestran que el embarazo cambia la estructura de ciertos azúcares unidos a los anticuerpos, lo que les permite proteger a los bebés de la infección por una gama mucho más amplia de patógenos».Puedes leer la noticia completa en Europapress