Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos) han identificado la chispa molecular que enciende los casos de cáncer de mama actualmente inexplicados por el modelo clásico de desarrollo del tumor, en lo que puede resultar ser una pieza que faltaba desde hace tiempo en el rompecabezas del cáncer de mama, según publican en la revista ‘Nature’.
El estudio demuestra que la hormona sexual estrógeno es la culpable de esta disfunción molecular porque altera directamente el ADN de una célula.
La mayoría de los cánceres de mama, aunque no todos, se alimentan de fluctuaciones hormonales. La opinión predominante sobre el papel del estrógeno en el cáncer de mama es que actúa como catalizador del crecimiento del cáncer porque estimula la división y proliferación del tejido mamario, un proceso que conlleva el riesgo de mutaciones cancerígenas. El nuevo trabajo, sin embargo, demuestra que el estrógeno causa estragos de una forma mucho más directa.
Aunque el trabajo no tiene implicaciones terapéuticas inmediatas, podría servir de base para el diseño de pruebas de seguimiento de la respuesta al tratamiento y ayudar a los médicos a detectar la reaparición de tumores en pacientes con antecedentes de determinados cánceres de mama.