Aunque hay condicionantes genéticos y patologías que perjudican la fertilidad, lo cierto es que los hábitos de vida influyen decisivamente en la posibilidad de lograr un embarazo de manera natural. Llevar una dieta sana, vigilar los niveles de vitamina D, hacer ejercicio, mantener un peso saludable, no fumar y limitar la exposición a ciertos agentes químicos y factores ambientales como la contaminación son importantes a la hora de cuidar nuestra salud reproductiva, tanto en el hombre como en la mujer. Está sobradamente demostrado que los factores ambientales dañan considerablemente la calidad del semen y que el tabaco perjudica la fertilidad femenina.