Un embrión que se desarrolla hasta el estadio de blastocisto ha activado su programa genético, ha superado el momento de la compactación entre sus blastómeros y, en la mayoría de los casos, ha establecido al menos dos líneas celulares diferenciadas. Se puede decir pues, que los blastocistos tienen alta capacidad de división y de implantación porque han superado la selección que imponen los mínimo cinco días de cultivo in vitro requeridos para alcanzar ese estadio. La transferencia de embriones «frescos» en el estadio de blastocisto rinde altas tasas de implantación. El inconveniente radica en determinar las condiciones de cultivo in vitro óptimas. Y el obstáculo del cultivo largo no es el único: no sólo hay que conseguir que los embriones se dividan correctamente durante cinco días o más, sino que hay que disponer de protocolos de criopreservación de fácil manejo. Es por todo ello que hoy en día aún no tenemos series de resultados concluyentemente amplias como para poder catalogar adecuadamente la criopreservación de blastocistos. De todos modos, en lo que a resultados de la transferencia de blastocistos descongelados se refiere, los datos comunicados son alentadores ya que las tasas de implantación oscilan entorno el 50% mientras que las tasas de gestación superan de largo el 40%.
El cultivo hasta blastocisto puede ser el protocolo de elección ante los casos de fallos repetidos de FIV (más de diez embriones de buena calidad transferidos sin éxito), o en los casos en los que deban evitarse las gestaciones múltiples.
Ventajas de la estrategia de criopreservación de blastocistos son:
-Permite un alta selección de los embriones.
-Se observa claramente su supervivencia postdescongelación.
Los inconvenientes son:
-Dificultad de programación dentro de la rutina del laboratorio.
-Requerimientos de medios y utillaje adicionales.
-Imposibilidad de prever la cancelación ya que se descongela el mismo día de la transferencia.