El miedo que algunas mujeres en edad menopáusica manifiestan a la hora de someterse a terapias hormonales con estrógenos se debe fundamentalmente a la enorme desinformación que existe en todo lo relativo a estos tratamientos.

Ese miedo se debe, en parte, a ciertos estudios sobre la terapia hormonal sustitutiva (THS) que hablaban de un cierto riesgo de contraer cáncer de mama en mujeres sometidas a tratamiento con estrógenos. Frente a esta tesis, podemos decir que estadísticamente la probabilidad de contraer un cáncer de mama por estos tratamientos es de 1,26 puntos, porcentaje que considera irrelevante.

La administración de estrógenos, siempre con el seguimiento estrecho del especialista, disminuye el riesgo de padecer fracturas vertebrales y no vertebrales en un 34%, así como la probabilidad de contraer un cáncer de colon o sufrir un infarto agudo de miocardio.

Ademas, la administración de estrógenos invierte o ayuda a paliar los síntomas propios del síndrome del climaterio, tales como sofocos, sequedad vaginal o la atrofia genital.