Las varices en el embarazo son súper frecuentes y hay varias razones que así lo explican. Además, es probable que aparezcan nuevas que ya no se tenían, y que incluso empeoren las que ya hay. No obstante, la buena noticia, es que después del embarazo lo normal es que estas mejoren muchísimo, e incluso desaparezcan en su totalidad. Ahora bien, hay que estar atenta a los signos de alarma.
Predominantemente, tenemos el aumento de peso de la mujer y de la compresión venosa en la zona de la pelvis con el embarazo; y luego los factores hormonales, el aumento de estrógenos y de progesterona, que hacen que las venas tengan ese tipo de dilatación y sean más susceptibles de padecer ese tipo de patología.
Suelen aparecer en los miembros inferiores, también son frecuentes durante el embarazo en la vulva, ingle y en la pelvis.
Se aconseja a todas las gestantes un estilo de vida lo menos sedentario posible, favorecer la movilización, natación, caminar; evitar estar mucho tiempo sentadas o de pie en la misma postura; y cuando se pueda tener las piernas en alto. Evitar agua caliente, utilizar preferentemente agua fría; así como el empleo de venotónicos; y seguir en definitiva una vida lo más sana posible, evitar también el ganar mucho peso porque se favorece mucho que esas varices vayan a más.