Según ha advertido recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día se producen un millón de casos de infección de transmisión sexual (ITS) en todo el mundo. Los condilomas o verrugas genitales, en los que centramos este artículo, representan la ITS más frecuente, más que la sífilis, la gonorrea, u otros tipos. Son lesiones benignas causadas por la infección del virus del papiloma humano (VPH).
Son una especie de verrugas con una superficie rugosa, que aparecen en la zona genital y en la zona perianal; en la vulva, en el periné, en los labios mayores y menores, en el clítoris, en la vagina o en el cuello del útero, en el pene, y en el prepucio; y con menor frecuencia en otras áreas mucosas como la boca o la orofaringe.
La mayor parte de veces son asintomáticas o pueden producir una molestia discreta, tipo picor, escozor, sensación de irritación o de inflamación. Cuando son muy grandes pueden doler; al lavar se puede notar; o incluso dificultar las relaciones sexuales.
Se transmiten en las relaciones sexuales. De forma que, si mantienes relaciones con una persona contagiada, con una sola relación, con el coito vaginal o anal, el 50% de las veces se contagia. Luego el virus se queda durmiendo, latente, y en la mucosa genital, y puede despertarse, puede fabricar una verruga, y esto puede hacerlo en semanas, meses o años; uno no sabe cuándo se ha contagiado.